En la Galicia rural, donde el folklore y la vida cotidiana se entrelazan desde hace siglos, existe una figura temida y respetada: la meiga chuchona. No es una meiga cualquiera. Esta bruja, envuelta en sombras y silencio, no lanza hechizos ni maldice con palabras. Chupa, succiona, drena la energía vital de sus víctimas mientras duermen, dejando tras de sí un rastro invisible de cansancio, debilidad y desconcierto.
No hay heridas sangrantes ni gritos en la noche. Solo amaneceres de agotamiento, sin explicación médica, en hogares donde se dice que ella ha pasado.
¿Qué es una meiga chuchona?
Las meigas chuchonas forman parte del conjunto de meigas maliciosas, aquellas que actúan en secreto y causan daño sin dejar pruebas tangibles. Son especialmente temidas porque no se les puede ver venir: entran en las casas cuando todos duermen, y atacan desde el mundo invisible.
Su víctima favorita es el más vulnerable: niños, ancianos o personas debilitadas. Se alimenta de su energía vital sin tocar la sangre, y su efecto es devastador a nivel anímico y físico.

Origen y etimología de su nombre
El término «chuchona» proviene del verbo «chupar», en clara alusión a su modo de actuar. No hablamos de un vampiro clásico, sino de un ser más sutil y simbólico: una bruja que se nutre del alma, no del cuerpo.
Este concepto ha sido documentado en el interior de Galicia, especialmente en zonas de Lugo y Ourense, donde aún se conservan testimonios orales que advierten sobre su presencia en ciertas noches cerradas.
¿Cómo actúa una meiga chuchona?
No necesita puertas abiertas ni invocaciones. La meiga chuchona entra sin ser vista y adopta una forma diferente según el caso. Algunas versiones la describen como:
- Un gato negro que se posa sobre el pecho del durmiente
- Una lechuza que revolotea cerca de la ventana
- Una sombra silenciosa que se desliza por la habitación
Su ataque es siempre nocturno y su efecto inmediato: agotamiento, insomnio, tristeza sin causa o incluso marcas leves en el cuerpo al despertar.
Señales de que una meiga chuchona ha estado cerca
Aunque no deja huellas claras, los sabios de la aldea conocen las pistas:
- Sensación de cansancio inexplicable al despertar
- Sueños opresivos o visiones perturbadoras durante la noche
- Presencia de animales nocturnos (gatos, lechuzas) en torno al hogar
- Moratones, arañazos o pérdida de energía sin causa aparente

Protección y rituales contra su presencia
En Galicia, como en tantas culturas populares, se desarrollaron remedios para defenderse. Entre los más usados están:
- Plantas protectoras en ventanas y puertas: ruda, tojo, romero, helecho
- Agua bendita en los marcos o bajo la cama
- Cruz de palma bendecida en la cabecera del lecho
- Un cuchillo de hierro colocado bajo la almohada o el colchón
En casos graves, se recurría a una meiga benfeitora para cortar la acción de la chuchona con oraciones secretas y rituales de limpieza.
Meigas chuchonas y otras brujas gallegas
Dentro del universo de las meigas, las chuchonas ocupan un lugar particular por su acción directa sobre el cuerpo. Se diferencian de:
- Las meigas benfeitoras, que curan y protegen
- Las meigas de mal de ojo, que afectan desde la distancia con la mirada
- Las meigas adiviñas, expertas en presagios pero no en ataques
En cambio, las chuchonas actúan en la intimidad, desde el silencio, como una amenaza interna.
Relación con otros seres del folclore gallego
La meiga chuchona comparte características con otras criaturas de la noche:
- Como O Gatipedro, se manifiesta en la habitación, a menudo ligada al sueño o al insomnio
- A diferencia de los Trasnos, no juega ni es traviesa: su intención es puramente nociva
- Como los Encantos, puede aparecer y desaparecer sin dejar rastro físico



¿Por qué perdura esta leyenda?
En el mundo rural, donde la noche y el sueño eran espacios de vulnerabilidad, la figura de la meiga chuchona ayudaba a explicar lo inexplicable: enfermedades repentinas, muertes infantiles, depresiones sin causa.
Aún hoy, en muchas casas gallegas se siguen manteniendo ciertos objetos o plantas como protección, sin cuestionar su origen. Porque en Galicia, como dice el refrán, «haberlas, haylas».
Preguntas frecuentes sobre la meiga chuchona
¿Son reales las meigas chuchonas?
No como entidades físicas, pero sí como representaciones simbólicas del miedo nocturno y la pérdida de energía vital.
¿Puede confundirse su presencia con alguna enfermedad?
En muchos casos, las meigas servían para explicar lo que la medicina no podía diagnosticar: cansancio, tristeza, insomnio.
¿Qué hacer si creo que una ha entrado en mi casa?
Limpiar con agua bendita, colocar plantas protectoras, consultar a una meiga benfeitora o rezar oraciones tradicionales.
¿Aún se cree en ellas hoy en día?
Se cree en su memoria, en su fuerza simbólica. Y muchas personas, por si acaso, aún siguen protegiéndose con antiguos rituales.