Es imposible hablar de Galicia sin pensar en la vieira. No solo porque forma parte de los platos más sabrosos que salen de nuestras rías, sino porque su concha acompaña desde hace siglos a miles de personas en uno de los caminos más espirituales del mundo: el Camino de Santiago.
Pero, ¿por qué precisamente una vieira? ¿Qué tiene este molusco que lo hace tan especial tanto en la fe como en la cocina?
La respuesta está en su historia, en su sabor, y en su forma. Porque la vieira gallega es mucho más que marisco: es un emblema de lo que somos.
La concha que guía a los peregrinos
Desde la Edad Media, la concha de vieira ha sido el distintivo por excelencia del peregrino jacobeo. Hay varias teorías sobre su origen: algunos creen que los primeros caminantes la recogían en Fisterra como prueba de haber llegado al “fin del mundo”; otros dicen que los comerciantes de Santiago la entregaban como símbolo de final de ruta. Lo que sí es seguro es que su forma radial representa los distintos caminos que llegan a un mismo punto: la tumba del apóstol Santiago.
Hoy, la concha es un elemento omnipresente: cuelga de mochilas, adorna mojones, marca direcciones y se ofrece como amuleto. Y todo eso tiene su raíz en un molusco que se cría en las profundidades de nuestras rías.

Cómo es la vieira gallega
La vieira gallega pertenece a la especie Pecten maximus, que habita en fondos arenosos de las rías de Arousa, Muros, Pontevedra y Vigo. Su concha, en forma de abanico, puede medir más de 15 centímetros y presenta tonos rosados o anaranjados. En el interior guarda una carne firme, blanca y jugosa, y un coral rojizo que la acompaña en muchas recetas tradicionales.
Además de su sabor, destaca por ser un alimento nutritivo: rica en proteínas, baja en grasas y con alto contenido en minerales como el fósforo y el selenio.
Un producto ligado a la tradición gallega
En Galicia, la vieira no es un lujo exclusivo: es un marisco festivo, presente en banquetes, navidades y celebraciones locales. Durante décadas fue un producto más de la costa, recogido con mimo por mariscadores que sabían cuándo y dónde encontrar las mejores.
A día de hoy, su extracción está regulada y se recolecta principalmente en campañas autorizadas, garantizando la sostenibilidad de la especie y la calidad de lo que llega al mercado.
Este respeto por los ciclos del mar y por el producto es también parte de la cultura gallega: una cultura que cocina sin prisas, que cuida el origen, y que entiende que la mejor receta empieza en la ría.
¿Cómo se cocinan las vieiras?
Pocas preparaciones son tan celebradas como las vieiras a la gallega, una receta tradicional que combina cebolla pochada, pan rallado, pimentón y un toque de vino blanco. Se gratinan al horno en su propia concha, y el resultado es un bocado suave, con fondo de mar y recuerdos de fiesta.
Otra opción igualmente sabrosa son las vieiras gratinadas, con un toque más moderno y cremoso, ideales para quienes buscan algo diferente sin perder la esencia del producto.


Ambas recetas respetan lo más importante: no enmascarar el sabor de la vieira, sino acompañarlo con cariño.