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Galicia es tierra y mar, pero sobre todo es costa. Su gastronomía bebe del Atlántico, y el pescado es uno de los pilares de su cocina más tradicional. En esta sección encontrarás recetas gallegas de pescado blanco y azul, desde platos sencillos como la faneca a la plancha hasta elaboraciones clásicas como la caldeirada.

Los pescados gallegos no necesitan disfraces. Con cocciones suaves, aliños básicos y productos frescos, cada receta rinde homenaje al mar. Si buscas preparar pescado con sabor gallego, aquí tienes el punto de partida.

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Trucos y consejos para cocinar pescado blanco y azul

Cocinar pescado requiere atención al detalle y respeto por el producto. En Galicia, esto es casi un arte transmitido entre generaciones:

  • El pescado blanco (como la merluza o el rape) es más delicado y agradece una cocción corta y suave. Lo ideal es cocinarlo al vapor, hervido o al horno a baja temperatura, para que conserve su textura jugosa.
  • El pescado azul (como sardinas o caballa) tiene mayor contenido graso, lo que le permite soportar mejor el horno, la parrilla o la brasa. Se recomienda asarlo con piel para conservar los jugos y potenciar el sabor.
  • Sécalo bien con papel de cocina antes de llevarlo a la plancha o sartén: así evitarás que se pegue y conseguirás una superficie dorada y crujiente.
  • Evita la sobrecocción: una cocción excesiva endurece el pescado y elimina su jugosidad. Retíralo del fuego justo cuando la carne empiece a separarse con facilidad.
  • Para freír faneca, lo mejor es enharinarla ligeramente y freírla en aceite muy caliente durante pocos minutos. Quedará crujiente por fuera y tierna por dentro.

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¿Qué diferencia hay entre la faneca, pinto y maragota

Aunque comparten hábitat y se consumen en recetas similares, estos tres pescados tienen particularidades que conviene conocer:

  • La faneca es un pescado pequeño, alargado y económico, muy habitual en los mercados gallegos. Su carne es suave y sabrosa, perfecta para freír o hacer a la plancha. Por su tamaño, es ideal para raciones individuales o para acompañar con cachelos.
  • El pinto, más robusto y con colores vistosos, se usa tradicionalmente en guisos como la caldeirada. Tiene una carne más firme y con sabor intenso, que aguanta bien cocciones largas.
  • La maragota, de carne blanca y textura prieta, es una joya poco conocida fuera de Galicia. Se presta muy bien a preparaciones al horno o en salsa, y es muy apreciada en zonas pesqueras por su sabor fino.

A nivel visual, se diferencian por el patrón de colores y forma de la cabeza. En muchas casas gallegas se conocen desde niños, y su elección varía según la temporada y la receta a preparar.

Ideas de guarnición para platos de pescado gallego

Un buen pescado merece una guarnición a la altura. Aquí van algunas de las más típicas (y sabrosas) en Galicia:

  • Cachelos: Patatas cocidas con piel y sal en agua de mar o salmuera. Son el acompañamiento clásico de la caldeirada y otros guisos marineros.
  • Patatas panadera: Cortadas finas y cocinadas lentamente al horno con cebolla. Perfectas para pescados al horno como la merluza o la caballa.
  • Arroz blanco: Simple pero útil para acompañar pescados con salsa, como el rape con guisantes o platos con fondo de marisco.
  • Verduras al vapor: Grelos, judías verdes, zanahorias o brócoli. Aportan frescura y color sin competir con el sabor del pescado.
  • Pan de millo: El pan de maíz gallego es ideal para mojar en caldos o acompañar pescado frito. Aporta textura y ese sabor rústico tan nuestro.

Preguntas frecuentes sobre Recetas de Pescado Gallego

¿Cuál es el pescado más típico de Galicia?
No hay uno solo. En las costas se consumen faneca, sardina o caballa según temporada. En restaurantes y mercados, la merluza y el rape son apuestas seguras. Todo depende de la zona, la tradición familiar y el momento del año.
La caldeirada es un guiso flexible. Se elabora con merluza, pinto, maragota o incluso cabracho. En muchas casas también se le añaden patatas, cebolla, laurel y pimentón, cocinados en caldo de pescado. El truco está en dejar reposar y servir caliente, sin que se deshaga el pescado.
Por supuesto. Las más típicas llevan xoubas (sardinillas), bonito fresco o incluso bacalao desalado. También puedes probar con mezclas más modernas como rape y gambas. El secreto está en que el relleno esté bien escurrido para no humedecer la masa.
La faneca es frágil, pero con un buen manejo queda perfecta. Límpiala bien, sécala, enharina ligeramente y fríe con aceite caliente. No la manipules demasiado y utiliza una espátula ancha para darle la vuelta. Si la haces a la plancha, marca primero la piel para que no se encoja.