
La repostería gallega es humilde, rural, festiva. No hay barroquismo ni decoraciones recargadas: aquí, el sabor es el protagonista. Muchos de los postres gallegos nacen del calendario festivo y del aprovechamiento de ingredientes simples como la harina, los huevos, la leche y el azúcar.
En esta página encontrarás recetas dulces gallegas que se preparan en carnavales, santos, bodas y sobremesas familiares. Desde las bicas más esponjosas hasta las filloas más finas, pasando por tartas de almendra, orellas fritas o leche frita tradicional.
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La repostería gallega se caracteriza por su sencillez y autenticidad. No necesita ingredientes exóticos ni técnicas rebuscadas, sino que se basa en productos locales de alta calidad, muchos de ellos ligados a la tradición agrícola y ganadera del entorno rural.
Son la base de muchísimos dulces tradicionales. Las filloas, por ejemplo, pueden prepararse con harina blanca o mezcla con millo, dándoles una textura más rústica. Las bicas gallegas, especialmente en la zona de Laza o Castro Caldelas, se elaboran con trigo, manteca y azúcar. Incluso algunas empanadas dulces usan harina de maíz para obtener una masa más densa y con sabor a campo.
El color y sabor del huevo de casa marcan la diferencia. Muchas recetas tradicionales como el bizcocho de nata, las filloas o las tartas de almendra dependen del huevo como ingrediente estructural y aromático.
Base de muchos postres gallegos suaves, como la leche frita, los flanes caseros o incluso los bizcochos de aldea. En Galicia, la leche tiene un sabor distintivo gracias a la alimentación del ganado y las razas autóctonas.
Elemento central de la repostería más noble de Galicia. La tarta de Santiago, con su cruz distintiva, tiene como base almendra molida, huevo y azúcar. No lleva harina, lo que le confiere una textura húmeda y un sabor potente, ideal para acompañar con vinos dulces.
Los condimentos que aparecen especialmente en recetas festivas. Las rosquillas, las orellas de carnaval, los almendrados o las filloas dulces se aromatizan con anís o se terminan con una lluvia de azúcar y canela. La miel de Galicia, con su sabor floral e intenso, se usa como glaseado natural o acompañamiento.
👉 El producto local cambia el resultado final: no es lo mismo una bica hecha con huevos industriales que una con huevos de casa. La textura, el aroma y hasta el color cambian. Y eso, en Galicia, lo saben todas las abuelas.
Una buena sobremesa gallega no termina con el postre, sino que se prolonga entre cafés, licores y charla lenta. Estos son algunos de los acompañamientos más tradicionales para los dulces gallegos:
Café de pota o café de puchero:
Café filtrado en olla, con un sabor menos ácido y más profundo. En muchas aldeas aún se sirve después de una comida con filloas, orellas o bizcocho. Ideal para mojar una bica esponjosa o unas rosquillas caseras.
Vino tostado o Ribeiro dulce:
Un vino licoroso de producción artesanal que se toma en celebraciones o como acompañante de postres con almendra, como la tarta de Santiago. También combina bien con dulces de Pascua o repostería seca.
Aguardiente blanca o licor café:
Tras la bica o el bizcocho llega el brindis. El licor café casero, hecho con aguardiente, café natural y azúcar, es habitual en celebraciones. La queimada con su conxuro es un cierre festivo y mágico.
Chocolate caliente casero:
En días fríos o en el entorno familiar, muchas casas acompañan las filloas dulces o la leche frita con una taza de chocolate espeso, hecho a fuego lento. Ideal para tardes de invierno o meriendas de Entroido.
La <strong «>tarta de Santiago es sin duda el postre más representativo. Reconocida internacionalmente, tiene Indicación Geográfica Protegida y forma parte del Camino de Santiago desde hace siglos. Su base de almendra, huevo y azúcar la convierte en un dulce sin gluten, sencillo pero cargado de simbolismo.
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Receta Gallega