El hórreo, símbolo eterno de la Galicia rural

El niño corre por la aldea. A su lado, un perro ladra bajo una construcción elevada de piedra y madera. Su abuela le dice: “Ese hórreo lo construyó tu bisabuelo. Guarda las castañas del magosto, el maíz del verano y un poco de historia de cada invierno”.

El hórreo gallego no es solo un granero. Es una memoria elevada sobre columnas, una arquitectura viva que aún guarda los ecos de generaciones que vivieron del campo y con el campo.

¿Qué es un hórreo y para qué servía?

Un hórreo es una construcción tradicional rural destinada a conservar alimentos secos —especialmente grano, maíz y castañas— protegidos de la humedad y de los roedores. Se eleva sobre pilares de piedra llamados pegollos, rematados con piezas planas llamadas tornarratos, que impiden el acceso de los animales.

Su diseño, aunque sencillo, es el resultado de siglos de perfección funcional adaptada al clima húmedo de Galicia. La ventilación entre listones y la altura sobre el suelo aseguran que la comida se mantenga en buen estado durante meses.

Origen e historia del hórreo en Galicia

Aunque los primeros documentos escritos sobre hórreos datan de la Edad Media, su diseño podría tener raíces aún más antiguas. Algunos expertos lo relacionan con formas de almacenamiento prerromanas, y no pocos arqueólogos ven en ellos una continuidad del pensamiento práctico y simbólico de la cultura castreña.

Durante siglos, cada casa labrega contaba con un hórreo. Era símbolo de autosuficiencia. Quien tenía un hórreo lleno, tenía el invierno resuelto. Por eso, también era señal de estatus, cuidado y buen hacer.

Arquitectura simbólica: entre lo útil y lo sagrado

Más allá de su función práctica, el hórreo tiene una dimensión simbólica muy fuerte en la cultura gallega. Está elevado, como un altar. Protege lo que da vida. Es el templo del pan, de la castaña, del maíz.

Muchas veces se construye cerca de la casa, pero separado. Se accede con respeto. En algunos lugares, se bendecía su interior con la llegada de la nueva cosecha. Y no faltan historias donde se usaban amuletos o señales para proteger el hórreo de meigas o del mal de ojo.

Variedades y tipos de hórreo en Galicia

Hay más de 30.000 hórreos censados en Galicia, y su diseño varía según la zona:

  • Hórreo de piedra y madera (más común): con pilares de granito, cámara de madera ventilada y cubierta de teja o pizarra.
  • Hórreo de piedra íntegra: muy habitual en zonas de montaña y clima extremo.
  • Cabaceiro: versión más redondeada, común en Ourense, con cámara de forma cilíndrica.
  • Hórreo mixto: estructura de piedra con detalles decorativos en madera o viceversa.

Cada comarca aporta su estilo. Cada hórreo, su alma.

Hórreo y vida rural: cuando la cosecha lo era todo

Antes del supermercado, del frigorífico o de la conserva industrial, el hórreo era el centro del ciclo agrícola. Al final del verano, se llenaba de espigas. En otoño, de castañas del magosto. En invierno, se abría para alimentar animales, preparar harina o cocinar.

Muchos rituales familiares giraban en torno al hórreo. Se celebraban buenas cosechas. Se compartía comida con vecinos. Y también se lloraba cuando el hórreo estaba medio vacío.

El hórreo es parte de esa Galicia que sabía esperar, guardar y agradecer.

Hórreos en el paisaje gallego actual

Hoy, muchos hórreos han quedado vacíos, pero siguen de pie como guardianes del tiempo. Se integran en el paisaje, acompañan al peregrino en el Camino de Santiago, aparecen en fotografías, libros, leyendas.

Algunos se restauran y se usan como almacén. Otros como espacio artístico o simbólico. Y muchos, simplemente, como testimonio de una forma de vida que no ha desaparecido del todo.

El hórreo en la cultura popular

El hórreo aparece en cuentos, canciones, dichos y refranes. Es protagonista silencioso de la Galicia oral. Por ejemplo:

“Casa sin hórreo, casa sin alma”.

También hay leyendas que lo vinculan a la protección contra las meigas. En ciertas aldeas se contaba que si el hórreo crujía por la noche, era aviso de que alguien moriría pronto, o de que una tormenta se acercaba.

Preguntas frecuentes sobre el hórreo gallego

¿Por qué los hórreos tienen rendijas?
Para permitir la ventilación del grano y evitar la acumulación de humedad.

¿Por qué están elevados del suelo?
Para proteger la comida de la humedad y de los ratones, gracias a los tornarratos en los pilares.

¿Se siguen utilizando hoy en día?
Muchos están en desuso, pero algunos aún se emplean para guardar herramientas o alimentos. Otros han sido restaurados como elementos patrimoniales.

¿Qué relación tienen con la identidad gallega?
Son uno de los símbolos más reconocibles de Galicia, junto con el cruceiro, el gaitero o el peregrino. Ver un hórreo es volver a casa.

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  • Magosto: fiesta otoñal donde las castañas, a menudo conservadas en hórreos, son las protagonistas.
  • Camino de Santiago: lleno de aldeas donde los hórreos acompañan al viajero.
  • Morriña: esa nostalgia que se siente cuando uno se aleja… o al ver un hórreo vacío al atardecer.
  • Samaín: el inicio del año celta, cuando también se agradecía lo que el hórreo había guardado.

Hórreo gallego: cuando la piedra guarda la memoria

No hace ruido. No brilla. No pide atención. Pero el hórreo es uno de los latidos más profundos de Galicia.

Ahí sigue: en alto, entre el verde, custodiando lo que fuimos, lo que tenemos, lo que no queremos perder.