Noche de San Juan (Noite de San Xoán): Magia y tradición en Galicia

El mar se agita más de lo normal. Las playas se llenan de hogueras que crepitan como si hablaran. Las manos recogen hierbas. Las gargantas cantan. Y alguien, en silencio, lanza al fuego un papel con un deseo. En Galicia, la noche del 23 de junio no es una más: es la Noite de San Xoánla noche más corta del año y una de las más antiguas, sagradas y celebradas.

¿Qué es la Noite de San Xoán?

La Noite de San Xoán es una fiesta gallega que se celebra en la víspera del 24 de junio, ligada al solsticio de verano. Aunque oficialmente conmemora el nacimiento de San Juan Bautista, en Galicia conserva un alma pagana y profundamente simbólica: el fuego purifica, el agua sana, y las hierbas protegen.

En esta noche se saltan hogueras, se recogen plantas mágicas, se prepara agua ritual, se cena en comunidad y se hacen conjuros. Es una celebración de renovación, donde se deja atrás lo viejo y se abraza el nuevo ciclo que trae el verano.

hogueras de san xoan

Un origen anterior al cristianismo

Mucho antes de que el calendario hablara de santos, los pueblos celtas ya celebraban el solsticio de verano. En el punto más alto del año solar, se encendían hogueras para dar fuerza al sol, que a partir de ese día empezaría a menguar. Era una forma de agradecer, pedir fertilidad para los campos, y protegerse del mal.

Cuando el cristianismo absorbió estas fiestas, convirtió el ritual solar en fiesta religiosa, pero en Galicia la esencia original se mantuvo viva: no se honra solo a un santo, se honra a la tierra, a los ancestros, al ciclo del tiempo.

La hoguera: saltar para renacer

La imagen más conocida del San Xoán gallego es la de las hogueras, las cacharelas. Se prenden en playas, plazas, fincas y hasta callejones. Se salta sobre ellas, normalmente en número impar, para dejar atrás el mal, espantar las meigas, y empezar el verano “limpo de corpo e alma”.

El fuego no solo protege: transforma. Y en Galicia, nadie lo toma a la ligera.

As herbas de San Xoán: el baño protector

Otra costumbre profundamente enraizada es la de preparar la auga de San Xoán. La noche del 23, se recogen hierbas como fiúncho (hinojo), malva, ruda, fento, herba luísa, romeu… Se colocan en agua y se dejan al rocío.

Al amanecer, se usa esa agua para lavarse la cara y las manos sin mirarse al espejo, para purificar la piel, alejar el mal de ojo y protegerse todo el año. Es un acto íntimo, sencillo, heredado de madres a hijas, de abuelas a nietos.

El mar: cura y promesa

En la costa gallega, otra tradición poderosa es la del baño nocturno en el mar. A medianoche, muchas personas se zambullen o simplemente mojan los pies. Se cree que el agua en esa noche cura enfermedades, limpia el alma y atrae buena suerte.

Quienes no están cerca del mar suelen buscar una fuente, un río o incluso mojarse con el agua de San Xoán. Porque esa noche, el agua —como el fuego— tiene algo de sagrado.

noite de san xoan

Una fiesta vivida entre generaciones

Lo más bello del San Xoán gallego no está solo en el fuego o el agua, sino en cómo se comparte. Los mayores enseñan los conjuros, las niñas recogen hierbas, los adolescentes saltan las llamas, los vecinos se reúnen en torno a sardinas asadas y vino joven.

No es una fiesta solo de música y bengalas. Es un tejido vivo de memoria, cultura y transmisión oral.

Comida y comunidad: sardinas, pan de millo y vino

Como toda buena celebración gallega, San Xoán también se celebra en la mesa —o más bien, sobre una manta en la arena. La cena típica incluye:

  • Sardinas asadas, colocadas sobre el pan para absorber el jugo.
  • Pan de broa o pan de millo, denso y sabroso.
  • Empanadas caseras, a veces de atún, a veces de zorza.
  • Vino tinto joven, para brindar con los pies en la arena.

El olor a sardina, el crujido del pan, el sonido del mar y las risas al fondo… San Xoán se vive por todos los sentidos.

Relación con otras tradiciones gallegas

La Noite de San Xoán forma parte de una serie de celebraciones gallegas que mezclan naturaleza, espiritualidad y fuego.

En el Samaín, se honra a los muertos cuando el año oscurece. En San Xoán, se celebra la vida cuando el año brilla. Ambas noches son puertas simbólicas entre mundos.

La queimada se realiza también con fuego y conjuros, pero en espacios más íntimos. Es una hermana del San Xoán en la forma y en la intención: proteger lo nuestro con lo nuestro.

El Magosto representa la versión otoñal del fuego comunitario: allí son las castañas y el vino nuevo, aquí las sardinas y el mar.

Y como siempre, cuando el fuego se apaga y la noche se cierra, llega la morriña. Ese suspiro gallego que acompaña lo vivido con cariño y lo deja arder despacio en el recuerdo.

Preguntas frecuentes sobre San Xoán

¿Cuándo se celebra la Noite de San Xoán?
La noche del 23 al 24 de junio. Es una celebración gallega ancestral, aunque oficialmente conmemora a San Juan Bautista.

¿Qué hierbas se utilizan para el agua de San Xoán?
Algunas de las más tradicionales son el hinojo, malva, ruda, helecho, laurel, romero y hierba luisa. Cada casa tiene su combinación.

¿Qué simboliza saltar la hoguera?
Se salta para purificarse, dejar atrás lo negativo, espantar males y empezar el verano protegido. Siempre en número impar.

¿Qué se come esa noche?
Sardinas asadas con pan de millo, empanadas y vino tinto joven. También dulces caseros, en función de la zona.

Sardinas a la brasa

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  • Samaín, la noche del otro lado del año, donde se abren las puertas a los difuntos y el fuego vuelve a protegernos, pero desde la sombra.
  • La queimada, donde el fuego también habla, y el conxuro nos protege del mal a través de la palabra.
  • Magosto, cuando el frío se acerca, y volvemos a rodearnos del fuego, esta vez con castañas, vino nuevo y memoria rural.
  • Qué son las meigas, para entender por qué, esa noche, todos miramos de reojo entre las sombras… por se acaso.

Noite de San Xoán: la noche en que Galicia se enciende

Hay noches que se viven. Otras que se recuerdan. Pero la Noite de San Xoán se siente. Es el instante en que Galicia salta sobre sus miedos, se lava con rocío, y se abraza a su gente. Una noche mágica, donde lo antiguo y lo moderno se dan la mano, y donde todo —absolutamente todo— tiene un sentido.